Nos explicamos; ya sabéis que el arzobispo de Varsovia ha tenido que dimitir, tras demostrarse que era espía-confidente del gobierno prosoviético que tenía Polonia hasta hace unos años. Ratzinger ve peligrar la "cantera" eslava, porque parece que no fue el único que anduvo en esas historias. El secretario de Juan Pablo II debe de haber dicho algo. Parece también que detrás de esta "caja de brujas" está el actual gobierno polaco, de corte conservador y populista. Se trata de desacreditar a la Iglesia del país, que junto al propio Wojtyla fueron artífices del fin del comunismo. La última noticia es que todos los obispos del país van a pasar por un examen para ver su implicación en todo esto.
La limpieza que pretende Ratzinger, la presión política del gobierno y un libro que un alto cargo de la Iglesia polaca va a publicar en breve hacen presagiar "ruido de sables", y de nuevo depuraciones, tan en boga en regímenes estalinistas.
domingo, enero 14, 2007
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